Perros mexicanos desaparecidos: Itzcuintli y tlalchichi | Tlalchichi perro
En el fascinante mundo de la historia de las razas de perros, hay dos especies que merecen un lugar destacado: el itzcuintli y el tlalchichi perro. Estos perros, originarios de México, han desaparecido con el paso del tiempo debido a diversos factores, entre ellos, las migraciones indígenas y las restricciones religiosas. Sin embargo, su importancia y legado no pueden ser ignorados, ya que son considerados los antepasados de algunas de las razas de perros más populares en la actualidad.
Búsqueda de perros desaparecidos
La historia de estos perros se remonta a 1950, cuando el renombrado investigador Norman P. Wright emprendió una búsqueda en las comunidades costeras de Oaxaca y Guerrero en busca de tres perros nativos desaparecidos. De los tres, solo logró encontrar al xoloitzcuintle, también conocido como perro azteca. Este perro era considerado sagrado por los antiguos mexicanos y se cree que fue domesticado por la cultura azteca hace más de 3.000 años. Sin embargo, los otros dos perros, el itzcuintli y el tlalchichi perro, habían desaparecido.
Origen del xoloitzcuintle
El tlalchichi perro, también conocido como xoloitzcuintle, es un perro de origen mexicano con una historia fascinante. Se cree que es una de las razas más antiguas del continente americano y ha sido venerado por diversas culturas indígenas a lo largo de los siglos. Su nombre proviene de la combinación de la palabra "Xolotl", que es el nombre de un dios azteca asociado con la muerte y la transformación, y la palabra "itzcuintli", que significa tlalchichi perro en náhuatl.
Los xolos eran considerados sagrados por los antiguos mexicanos y se les atribuían poderes curativos y protectores. Se les utilizaba en rituales religiosos y se les asociaba con la vida después de la muerte. Además, se creía que podían ahuyentar los malos espíritus y proteger a sus dueños del peligro.
El xoloitzcuintle es conocido por su característica falta de pelo, aunque también hay ejemplares con pelo corto. Su aspecto es distintivo y su temperamento es amigable y leal. Aunque la especie casi se extinguió en algún momento de su historia, gracias a los esfuerzos de criadores y amantes de los perros, la raza ha logrado sobrevivir y mantener su importancia en la cultura mexicana.
Desaparición de especies
Lamentablemente, tanto el itzcuintli como el tlalchichi perro han desaparecido a lo largo de los años debido a diversos factores. Entre ellos se encuentran las migraciones indígenas y las restricciones religiosas que limitaron la cría y preservación de estas especies.
Las migraciones indígenas jugaron un papel importante en la desaparición de estas razas de perros, ya que las comunidades se desplazaban de un lugar a otro y no siempre era posible llevar a sus perros consigo. Además, las restricciones religiosas impuestas por algunas culturas limitaban la cría de ciertas especies de animales, incluyendo los perros nativos mexicanos.
No obstante, otro factor que contribuyó a la desaparición de estas especies fue una ordenanza española impuesta en el siglo XVII. Esta ordenanza establecía que se debían eliminar los perros callejeros y vagabundos de las comunidades, lo que llevó al envenenamiento masivo de los perros. Desafortunadamente, el tlalchichi perro fue una de las especies afectadas y su número se redujo drásticamente.
Contribuciones a la extinción
Además de las migraciones indígenas y las restricciones religiosas, otras contribuciones importantes a la extinción de las especies de perros itzcuintli y tlalchichi perro se han documentado a lo largo de la historia.
Una de ellas fue la preferencia por la carne del tlalchichi sobre la del xoloitzcuintle. Este último era considerado sagrado y no se destinaba al consumo, mientras que el tlalchichi perro era valorado por su carne. Esta preferencia resultó en la disminución de la población de xoloitzcuintles y, a su vez, en el aumento de la demanda del tlalchichi perro como fuente de alimento.
Otro factor que afectó a estas especies fue la creencia de que el tlalchichi perro era una forma de enanismo derivada del itzcuintli. Esta creencia llevó a que se introdujeran prácticas de cría selectiva que buscaban perpetuar este supuesto rasgo en los tlalchichis. Sin embargo, esto también condujo a la disminución de la diversidad genética de los perros y a la pérdida de características valiosas presentes en el itzcuintli original.
A pesar de estas circunstancias desfavorables, se reconoce el valioso papel que estas especies desempeñaron en la historia de los perros mexicanos. Además, ha habido esfuerzos recientes para preservar y revivir el legado del itzcuintli y del tlalchichi perro, especialmente a través de programas de cría responsable y educación sobre la importancia de la conservación de estas razas autóctonas.
El tlalchichi y su preferencia
El tlalchichi perro tenía una presencia notable en la cultura mexicana antigua y, además de su uso como mascota, también se valoraba por la calidad de su carne. Se creía que la carne del tlalchichi era más sabrosa y tierna en comparación con la de otras razas.
Esta preferencia por la carne del tlalchichi perro contribuyó en gran medida a su desaparición, ya que estos perros eran criados específicamente para el consumo humano. Se les consideraba una fuente de alimento valiosa y se recolectaban en gran número para satisfacer esta demanda.
La creencia en la cual se basaba esta preferencia se relacionaba con la idea de que el tlalchichi era una forma de enanismo derivada del itzcuintli. Se creía que debido a su tamaño más pequeño, el tlalchichi era más tierno y su carne más sabrosa.
Aunque la preferencia por la carne del tlalchichi perro fue uno de los factores que contribuyó a su extinción, también es importante destacar que esta práctica reflejaba las necesidades y prácticas culturales de la época. En ese contexto, la carne del tlalchichi perro era apreciada y valorada por las comunidades indígenas como un recurso alimenticio importante.
Hoy en día, aunque el tlalchichi perro como especie ha desaparecido, su legado vive a través de las historias y registros que nos permiten conocer y comprender mejor la historia de los perros en México. Además, se continúa trabajando en la preservación y valorización de las razas de perros autóctonas en el país, reconociendo su importancia cultural y genética.
Relación con el chihuahua
Una relación interesante es la que existe entre el tlalchichi perro y el famoso chihuahua. Se cree que el tlalchichi fue una forma de enanismo derivada del itzcuintli, y esta variante enana es considerada el antepasado del chihuahua.
El chihuahua es una de las razas de perros más pequeñas del mundo, conocida por su tamaño diminuto y su carácter vivaz. Aunque el origen exacto del chihuahua es incierto, se cree que su linaje se remonta a los antiguos perros pequeños que habitaron México hace siglos, como el tlalchichi perro.
La teoría es que, a lo largo de generaciones de cría selectiva, los criadores mexicanos habrían favorecido a los perros más pequeños de la especie, dando lugar a la aparición de perros con el tamaño característico del chihuahua. Esta selección de rasgos podría haberse basado en los perros enanos como el tlalchichi.
Aunque el tlalchichi perro se extinguió, su influencia se puede ver en el chihuahua, que ha llegado a ser una de las razas de perros más populares y reconocibles en todo el mundo. Esta relación histórica entre el tlalchichi y el chihuahua muestra cómo las antiguas razas de perros mexicanos han dejado una huella duradera en la evolución y diversidad de las razas caninas actuales.
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